Durante cuatro días nos alejamos de las grandes ciudades para conocer pequeños pueblos y capitales provinciales, por una parte tan diferentes a Moscú o San Petersburgo, y por otra tan ricas histórica y artísticamente.
Cuando San Petersburgo no era sino una marisma pantanosa y Moscú un cruce de caminos, ciudades como Rostov, Vladimir o Yaroslav eran sedes de pujantes principados, escuelas de arte y forja de una nación.
Hoy son lugares más desvaídos, polvorientos pueblos o ciudades congeladas décadas atrás. Sólo las brillantes cúpulas de sus iglesias, en las ciudadelas o los monasterios, destacan sobre bloques masivos de viviendas o cabañas de madera con tendencia al derrumbe. Lugares en cualquier caso impagables para concocer la Rusia extensa, tanto en el tiempo como en el espacio.
No será fácil sacar tiempo para tantos lugares, pero de momento, un "índice" visual de las decenas de cúpulas, que como velas encendidas apuntan al cielo.
¡Vaya colección de cúpulas! La verdad es que es todo muy bonito. Supongo que tanto preparativo para el viaje ha merecido finalmente la pena.
ResponderEliminarY las fotods son todas preciosas, debería contrataros la oficina de turismo ruso.
Supongo que volveréis pronto, así que ...¡qué disfrutéis los últimos días!