Tratando de mantener un cierto orden cronológico, empezamos por el enclave más antiguo de la ciudad: la fortaleza que Pedro I mandó construir en 1703 nada más arrebatar el enclave a los suecos, y con ello un vasto territorio en los confines noroccidentales de su Imperio.
La muralla que rodea la pequeña isla encierra en su interior varias dependencias militares de época. Sólo la catedral apunta a un lugar originariamente habitado por los fundadores, un grupo de militares, ingenieros, artistas y trabajadores que se acomodaron con dificultad en este reducido espacio.
La isla, hoy llamada "de las liebres", es el centro cronólogico de la ciudad, que se fue extendiendo en las dos orillas del Neva, pero ya no el urbano y vital. Al modo del palacio imperial japonés, este centro es como un vacío en medio del mapa, donde reposan los restos de los zares y a donde se acude de un modo entre silencioso y académico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario