Tras un vuelo puntual, un paso del control de inmigración serio y lento pero sin incidencias, una noche en el tren entre Moscú y San Petersburgo, al final llegamos a nuestro primer alojamiento inmóvil justo un día después de cerrar la puerta de casa.
De momento, la foto de la Catedral de la Sangre Derramada, para sobreponerla sobre la del fondo del blog. Esta ya está hecha por nosotros.
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