De vuelta a Rostov, por una carretera secundaria olvidada por los cientos de camiones que recorren las vías principales, encontramos el enigmático monasterio de Borisoglebsky, dedicado a los santos Boris y Gleb, y amurallado por Iván el Terrible.
Se encuentra en un estado de semiabandono, aunque con algunas obras menores de recuperación y con una pequeña comunidad monástica en su interior. Muy interesante para conocer el estado general de estos lugares hasta hace pocos años, y para apreciar una joya escondida, encontrada por casualidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario