En un país gigantesco como Rusia, donde gran parte del terreno está tapizado por bosques inacabables, la madera ha sido tradicionalmente el material de construcción básico. Así sigue siendo en los millones de dachas repartidas por doquier, en especial a distancias no muy grandes de las grandes ciudades.
Así fue también por imposición en algunos momentos, como cuando Pedro I prohibió el uso de la piedra fuera de San Petersburgo. Casas rurales humildes, caserones de medianos terratenientes, palacios, iglesias, todos ellos construidos íntegramente en madera.
Sólo una excepción, el horno, en el centro del hogar, con su chimenea, estructura habitualmente de ladrillos o piedra. También cumple con funciones de calefacción, para secar la ropa, para conservar alimentos. Todas las demás estancias, de techos bajos, y con mayores comodidades dependiendo del estatus familiar. Tuvimos ocasión de visitar unos cuantos ejemplos en un interesante museo de arquitectura en madera, en Kostroma, con edificios trasladados desde remotos lugares.